Los trabajadores y trabajadoras de TMB Metro de Barcelona han aprobado, por inmensa mayoría en asamblea, seguir adelante con su lucha por mejores condiciones laborales y contra el acuerdo que proponía la empresa.

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Foto: Joe Molina/ Asamblea de Trabajadores de Metro Barcelona

La semana que viene comienza la cuarta jornada de huelga. Ante una toma de decisión de tal importancia como es la desconvocatoria o no de las movilizaciones previstas por los trabajadores de TMB Metro, se había vendido humo durante los últimos días haciendo creer a la plantilla que el Comité de Huelga había firmado un preacuerdo con la dirección de la empresa.

Nada más lejos de la realidad, las distintas secciones sindicales en sus intervenciones han dejado claro su postura en contra de la aceptación de tal acuerdo y a pesar que no han pedido el voto negativo, alegando no influir en la asamblea, el rechazo ha sido unánime.

Este preacuerdo contemplaba un anticipo mensual de 32 euros a cuenta de la futura negociación de convenio, en bruto y por jornada completa, además de un borrador de contratación que rebajaba la cifra anterior de 100 personas a 60, formación de la plantilla y un punto más de organización de horarios. Exigiendo por otra parte, la retirada de la denuncia interpuesta por los sindicatos contra los servicios mínimos impuestos en la última jornada de huelga.

Todo esto, sin embargo, quedaba supeditado a la maldita paz social durante un año. Maldita porque es la herramienta con la que la dirección de empresa intenta dividir y por tanto debilitar la unidad de los trabajadores en lucha. Maldita porque pretende anular la mejor herramienta que tenemos los trabajadores y trabajadoras para pelear por nuestros derechos, la huelga.

Los trabajadores y trabajadoras de Metro de Barcelona han mostrado una coherencia total, al no fiarse de esta maniobra de la empresa y rechazándola de forma unánime: 837 trabajadores han votado “No” al preacuerdo, 28 “Sí” y se han contabilizado 39 abstenciones. Contundente resultado que mantiene así, la capacidad de movilización y huelga intactas. El derecho de huelga es un derecho fundamental de la clase trabajadora y no puede utilizarse como moneda de cambio.

La experiencia nos ha enseñado que cada vez que se ha cruzado ante nosotros la paz social, hemos salido escarmentados. En mi caso, como trabajador despedido de Panrico, nos lo colaron un par de veces o tres y siempre fue incumplida por la empresa, originando incluso enfrentamientos entre los trabajadores y la seguridad privada contratada.

En el caso de los técnicos de Movistar un llamamiento a la paz social, entendiéndola como un principio de negociación los llevó al desalojo de la primera ocupación de la tienda de Telefónica. Con el objetivo conseguido, antes de 48 horas la empresa ya se estaba echando atrás. Más tarde vendría la incumplimiento del “Compromiso de las escaleras” por parte del Ayuntamiento de Barcelona en Comú, algo que influyó y mucho en la segunda desocupación y posteriormente para la desconvocatoria de la huelga.

Paradójicamente, los trabajadores de Metro, tienen también como principal enemigo a Barcelona en Comú, con Mercedes Vidal, dirigente de BeC y EUiA, en la presidencia de TMB y llevando hasta el momento una brutal política anti-huelga contra los propios trabajadores.

Sin embargo, los trabajadores de TMB han refrendado hoy su derecho a seguir luchando por sus exigencias por mejores condiciones laborales y contra la precariedad. Nos vemos la próxima semana en las calles, en la huelga, la única forma en que los trabajadores podemos torcerle el brazo a la empresa, hoy bajo la gestión de BeC.

Publicado por Joe Molina

Joe Molina, trabajador despedido de Panrico | @joemolina57 :: Barcelona

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