Durante los últimos meses, nuestro grupo Clase Contra Clase ha estado inmerso en un proceso de debate precongresual en el que, entre otras medidas, resolvimos el cambio de nombre de la organización. El nuevo nombre, Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT), integrante de la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional (FT-CI), expresa la voluntad de abrir paso a una nueva etapa en la construcción de una gran organización anticapitalista y revolucionaria de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud en el Estado español.

Hace casi una década, el estallido de la crisis económica capitalista afectó especialmente al Estado español, provocando una grave crisis social que despertó la resistencia contra las políticas de ajuste y represión. El cuestionamiento social al Régimen del 78 y los políticos de los partidos tradicionales, PP-PSOE, emergió con fuerza desde el 15M en adelante, multiplicándose con las Mareas, las huelgas generales y los movimientos sociales.

Clase contra Clase nació en 2006 fruto de una ruptura de un grupo de jóvenes militantes de Zaragoza con Nuevo Claridad, una organización integrada en Izquierda Unida. El nacimiento del grupo fue la culminación de un proceso de resistencia de este pequeño núcleo militante que había nacido a la vida política en la época dorada de la ofensiva neoliberal –los gobiernos de Aznar y Zapatero-. Pero también de resistencia a la adaptación al marco político de la mayor parte de la izquierda anticapitalista española, integrada en su mayoría en IU, abandonando toda defensa de un programa y una estrategia revolucionaria y de clase. La vinculación a las luchas obreras y un interés por la teoría marxista, se combinó con un espíritu internacionalista que culminó en la fundación de CcC y su integración en la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional como sección española.

Desde sus orígenes, y especialmente en el último período, Clase contra Clase se ha desarrollado conquistando posiciones políticas dinámicas en Zaragoza, Barcelona y Madrid, interviniendo tanto en la lucha teórica como en la lucha de clases y en la organización de las mujeres y la juventud.

Estamos orgullosos de haber apoyado y sido parte de las principales luchas obreras del último período, como la lucha de los trabajadores y trabajadoras de Panrico y Coca-Cola, donde contribuimos a soldar la unidad y la coordinación, la lucha de las contratas de Movistar, de las trabajadoras precarias de los hoteles (Las Kellys) o la de los jóvenes precarios de Telepizza, que acaban de lanzar una campaña estatal contra la precariedad laboral. Organizando a los jóvenes precarios nosotros levantamos la idea fuerza de que #ValemosMasQueEsto, para enfrentar la precariedad que nos ofrecen las patronales.

Somos parte del movimiento de mujeres, donde impulsamos un ala anticapitalista, poniendo en pie la organización feminista socialista Pan y Rosas, junto a decenas de trabajadoras y estudiantes. Una organización internacional de mujeres para luchar día a día contra todas las opresiones de este sistema capitalista y patriarcal. Desde Pan y Rosas, junto con compañeras independientes, impulsamos en este momento junto con Las Kellys una gran campaña contra las violencias machistas -una cadena cuyo último eslabón son los feminicidios-, contra la precariedad y la desigualdad en las condiciones laborales, en defensa de nuestros derechos conquistados, como el tan elemental derecho al aborto libre y gratuito para todas, y por desarrollar un gran movimiento de mujeres en las calles, en forma independiente a la Iglesia, los patrones, sus partidos y su Estado.

Al mismo tiempo, luchamos por organizar el movimiento juvenil y estudiantil y crear corrientes anticapitalistas, impulsando agrupaciones amplias como el SEI (Sindicato de Estudiantes de Izquierdas), con años de historia en Zaragoza, No Pasarán en Barcelona -nacida en el 15M bajo la bandera de llevar las asambleas a los lugares de trabajo y apoyar las luchas de los trabajadores- y Armas de la Crítica en Madrid, conformando una “Red de agrupaciones anticapitalistas y revolucionarias”. Nos proponemos construir una juventud revolucionaria en el seno del movimiento estudiantil, una juventud anticapitalista, feminista, antirracista, internacionalista, que defienda la vigencia del marxismo, que enfrente al antidemocrático régimen universitario y la ideología dominante que se profesa desde la academia, que impulse la autoorganización y luche por un programa de alianza obrero-estudiantil.

El lanzamiento de Izquierda Diario hace ya más de un año y medio se enmarca en este proceso de intervención política. Fue el comienzo de un proyecto de periodismo militante audaz e inédito en la izquierda española, con el objetivo de acercar a decenas de miles no solo las ideas de izquierda anticapitalista y de clase, sino también a las experiencias de autoorganización y de lucha de las trabajadoras y trabajadores.

Un periódico digital que es parte de una Red Internacional de Diarios, que se publican en 11 países y en 5 idiomas, un verdadero “organizador colectivo” internacional como parte de la batalla cotidiana por poner en pie una izquierda revolucionaria arraigada en la clase obrera, las mujeres y la juventud de diversos países. Porque para nosotros el internacionalismo no es una definición abstracta sino una práctica militante concreta. Con esta ambición, en pocos meses Izquierda Diario alcanzó una importante repercusión, superando ampliamente los accesos a los sitios web de otras corrientes que se reivindican de la izquierda revolucionaria.

Estos avances se han apoyado en la formación a contracorriente de una camada de militantes en la estrategia revolucionaria, el internacionalismo y la lucha por llevar las ideas del marxismo revolucionario a la clase trabajadora y la juventud, en un contexto social donde primaron en un primer momento las derrotas de la ofensiva neoliberal y en un segundo momento las ilusiones reformistas. Pero al mismo tiempo, en un contexto de mayor auditorio para las ideas revolucionarias. La lucha en el frente ideológico por la defensa del marxismo revolucionario de Marx, Engels, Lenin, Trotsky y Rosa Luxemburgo, es fundamental en nuestra práctica cotidiana, mediante la organización de cátedras, seminarios, charlas y publicaciones, para pensar con el método del marxismo los desafíos del mundo actual.

Junto con la extensión de nuestra organización a otras ciudades, como Vigo y Burgos, este desarrollo nos ha permitido sentar las bases para construir una nueva organización revolucionaria a escala estatal: la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT).

Contra la falsa ilusión reformista de humanizar al capitalismo

La crisis del Régimen del 78 sigue abierta y en los últimos años Unidos Podemos y las candidaturas ciudadanas se han erigido como una enorme mediación desde la izquierda del Régimen. Pero en los “Ayuntamientos del cambio” han enseñado las cartas de su programa y estrategia: buscar el acuerdo con los social-liberales del PSOE para una gestión del capitalismo, sin romper el estatus quo. Mucha oratoria, pero ninguna resolución de los problemas sociales más profundos de los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Durante los últimos dos años, desde Clase contra Clase, hemos denunciado esta creciente integración en el régimen y cómo el reformismo se demuestra impotente y utópico para resolver las grandes demandas sociales y democráticas, como el fin de la Monarquía, el derecho de autodeterminación, acabar con el paro de masas, la precariedad o los planes de ajuste. La remunicipalización de los servicios públicos, el no pago de la deuda, la expropiación de las viviendas vacías para la gente sin casas, la nacionalización de las empresas estratégicas bajo control de los trabajadores, son todas demandas fundamentales que los gobiernos del reformismo dejan de lado, a cambio de una gestión “eficiente” y “humanizada” del capitalismo.

La cuestión nacional catalana sigue siendo uno de los factores clave de la crisis del Régimen y un test para la izquierda de todo el Estado. No solo la defensa del derecho de autodeterminación, que los reformistas limitan a los marcos del régimen y una reforma de la constitución, sino la necesidad de una política de independencia de clase y verdaderamente anticapitalista en debate con la izquierda independentista.

Frente a la ilusión de querer reformar el capitalismo y el Régimen del 78, venimos levantando un programa para poner fin a este Régimen por medio de la movilización obrera y popular por un proceso constituyente, y pelear por un programa de salida obrera de la crisis con medidas como el reparto de horas de trabajo sin reducción salarial, la nacionalización bajo control obrero de la banca o el no pago de la deuda, en la perspectiva de la lucha por un gobierno de trabajadores de ruptura con el capitalismo.

Nuevas tareas y nuevas fuerzas

Lo que nos proponemos ahora es dar paso a una nueva etapa, en la que queremos dirigirnos a sectores más amplios de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud, en un momento en que las tendencias a la polarización política se acentúan en Europa y el mundo, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el avance de la extrema derecha en Europa, mientras continua la crisis del régimen político español y de su casta de políticos capitalistas corruptos. En una situación donde se mantiene una profunda crisis social, una situación que es hoy el caldo de cultivo para una reemergencia de la lucha de clases.

Con ese objetivo una conferencia especial de Clase Contra Clase definió cambiar el nombre de nuestra organización, adoptando el de Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) y convocar a nuestro primer Congreso el próximo 6 y 7 de mayo en Zaragoza, donde se discutirán varios documentos de análisis de la situación internacional y nacional, junto con un Manifiesto Programático que sintetiza nuestro programa y los fundamentos estratégicos para la construcción de un partido revolucionario en el Estado español.

Todas las iniciativas, proyectos y esfuerzos que hemos desplegado en los últimos años desde Clase contra Clase y que ahora nos proponemos redoblar desde la CRT, están al servicio de construir un gran partido de trabajadores revolucionario que supere a los proyectos neorreformistas como Podemos e Izquierda Unida. Esta es una tarea que no concebimos como un desarrollo evolutivo de nuestra propia organización, sino como parte de un proceso de lucha política, teórica y estratégica, en el que nos proponemos debatir y confluir con otros sectores de jóvenes, trabajadores y militantes de la izquierda que se reivindica revolucionaria. En este sentido, el impulso del frente político No Hay Tiempo Que Perder junto a compañeros y compañeras de otras organizaciones que se reivindican anticapitalistas y revolucionarias, ha sido un intento de avanzar en una experiencia político práctica y de debate programático y estratégico.

Nuestro objetivo es que la clase trabajadora conquiste su propio partido, un partido de combate de los explotados y explotadas, enemigo de los partidos de los explotadores, que defienda la independencia política de la clase obrera frente a todas alternativas patronales y cuyo programa defienda la lucha por un gobierno de trabajadores, de ruptura con el capitalismo.

Un partido que levante un programa de reivindicaciones transitorias para que la clase obrera se transforme en una fuerza hegemónica, capaz de ofrecer una solución íntegra y efectiva a las reivindicaciones del conjunto del pueblo pobre y trabajador, con el objetivo de derrotar el poder de la burguesía y dar una salida verdaderamente obrera y popular a la crisis capitalista mediante un gobierno de trabajadores. Esta inmensa tarea es para nosotros parte indisoluble de la lucha por poner en pie una internacional de la revolución social, que para nosotros implica la refundación de la IV internacional sobre bases revolucionarias.

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