El domingo pasado Unió Democràtica de Cataluña (UDC) ha realizado una consulta entre sus militantes para verificar el grado de apoyo que tiene la dirección en su política dialogante con Madrid. El resultado es que solo el 51% de sus afiliados apoyaron la postura de la dirección y el 47% se pronunció en contra.
Por si esto fuera poco, el 35% de los militantes no fueron a votar. La dirección de UDC en todo momento ha tratado de moderar el proceso independentista y parece que lo está pagando. Un seísmo de nivel mayor en UDC y en la federación que forma con Convergència Democràtica de Cataluña (CDC). Sin embargo, esta “consulta” es parte de un movimiento mayor de la “gran placa tectónica catalana”.
Estalla el escenario político
El “régimen” imperante en Cataluña ha estallado. Apenas cuatro años atrás aún funcionaba una división de tareas: el PSC gobernaba en Barcelona y el área metropolitana y Convergència i Uniò (CiU) en Cataluña. Esto fue así desde la transición. Sin embargo hoy día el PSC está disolviéndose. A pesar de ello, Convergència logró capear la situación metiéndose a la cabeza de un proceso soberanista que trata de desactivar. La situación parece que el proceso soberanista está desactivando a CDC. La pérdida de escaños en el Parlament autonómico es patente y las encuestas prometen más caídas.
Las dos instituciones más importantes, encargadas de gestionar el capitalismo catalán están en una grave crisis política. Tan grave que han perdido la capital catalana en las municipales pasadas a manos de una coalición de izquierdas, al igual que en Badalona, la tercera ciudad catalana en población.
¿Y cómo sigue la cuestión?
Ante un escenario político tan cambiado y movido, la consulta interna de UDC ha sumado otra crisis política más. Porque el actor político más cercano al PP que trata de frenar el proceso independentista ha quedado tocadísimo. Las próximas semanas nos enseñarán un revulsivo dentro de la formación. Rajoy mira con preocupación los efectos de la consulta. Incluso muchos empresarios catalanes le piden al PP que adelanten las elecciones como intento de debilitar la política de Mas para el 27S (elecciones catalanas).
Por otra parte, hay que ver si se mantiene la federación de CiU. CDC le dio un plazo máximo de tres días a la dirección de UDC para definirse si se suma a la hoja de ruta acordada por el President Artur Mas con Oriol Junqueras de Esquerra Republicana. Se avecina una crisis entre UDC y CDC, incluso es posible que haya una división en el seno mismo de UDC.
Mientras tanto el President promete mover ficha rápidamente apostando por una lista de personalidades y transversal para el 27S. Lista que tensa los “acuerdos” y desacuerdos dentro del campo soberanista.
Y todo esto con el ascenso de Podemos y Ciudadanos en el Principado. Todos los condimentos están en la mesa y ya veremos cuáles serán las combinaciones. Éste verano, también promete ser movido en la escena política catalana.