Pablo Iglesias y Podemos no dejan de “dar sorpresas”. Este lunes el eurodiputado y líder de la nueva formación política se reunió nada menos que con el embajador de Estados Unidos en el Estado Español, James Costos, para analizar la situación política y económica de España y de Europa.

Tras la reunión, que tuvo lugar por iniciativa de Costos, Pablo Iglesias expresó en declaraciones a EFE su satisfacción por el desarrollo del encuentro, en el que ambos coincidieron en que “la situación económica de España es difícil y que la austeridad es un problema”.

En un encuentro que fue “útil, productivo, cordial e interesante” según Iglesias, el líder de Podemos explicó al embajador norteamericano que para su partido las relaciones de España y Estados Unidos son vistas como una cuestión “estratégica”.

Costos se interesó por el auge en las encuestas de Podemos, que Iglesias justificó en «el agotamiento de las élites viejas».

Aunque no trascendió el tiempo que ocupó la conversación, pareciera que esta duró bastante como para abordar temas como la situación política internacional, en el Estado español, la crisis en Grecia y hasta en Venezuela.

En relación a Grecia, Iglesias consideró “coherente y razonable” la postura adoptada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de que se dé “una oportunidad” al nuevo Gobierno griego liderado por Syriza.

Aunque admitió que mantienen “diferencias en algunas cuestiones de política internacional, en particular sobre la defensa europea y la gestión de determinados asuntos”, Iglesias hizo hincapié en la “cordialidad” y lo “productivo” del encuentro, en el cual hasta hubo lugar para hablar de pintura, de cine y, en particular, de la serie «Juego de tronos», una de las favoritas del líder de Podemos.

La reunión tuvo un antecedente con la reciente visita de Iglesias a EEUU, que fue otro tema de conversación. Iglesias le manifestó a Costos su intención de volver a EEUU más adelante y el embajador se ofreció con gusto a ayudarle a preparar encuentros con congresistas de su país.

Iglesias estuvo en la meca del capitalismo financiero internacional, Nueva York, hace sólo dos semanas. Según una nota distribuida por Podemos como presentación, su viaje fue para buscar respuestas, propuestas, ideas y aportaciones para “nutrir un programa económico para España de rescate de la ciudadanía y fin de las políticas de austeridad”.

Tras reunirse con el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, Iglesias defendió que “Podemos se inspira en las ideas de los mejores, como Stiglitz”, y hasta se dio el lujo de elogiar la política económica norteamericana, al considerar “interesante comparar las diferencias entre la actuación de la Reserva Federal, que ha comprado deuda para resucitar la economía, y el Banco Central Europeo, que sólo ha respondido a las exigencias de los grupos de presión financieros. El BCE debería parecerse más a la Reserva Federal”.

“Toca hacer lo contrario de la austeridad. Tenemos que recuperar el espacio de la socialdemocracia. Es necesaria una reforma fiscal que dé al Estado los medios para defender a los ciudadanos y darles seguridad en sus derechos sociales”, proclamó ante la prensa.

En los últimos meses, al calor de la acelerada moderación del discurso del líder de Podemos y sus permanentes alusiones a los “valores de la socialdemocracia”, la comparación entre el ascenso de Pablo Iglesias y el de Felipe González se ha vuelto un lugar común. No podemos más que decir que gestos como la reunión de Iglesias con el embajador yanqui abonan aún más esta comparación.

Recordemos que Felipe González, en plena retirada de la dictadura tras la muerte de Franco, fue el máximo representante de la nueva generación de políticos que conducen la Transición española bendecidos por la Embajada norteamericana.

En 1974, en el Congreso de Suresnes, se produjo la renovación de la dirección del PSOE a manos de unos jóvenes que se presentaban como la renovación y la superación de la guerra civil. Pero se hizo nada menos que con el apoyo de la CIA y del Servicio de Información de Carrero Blanco, que escoltan a Felipe González a Suresnes y le dan el pasaporte.

En un contexto de creciente radicalización obrera y popular, a duras penas controlada por el PCE de Santiago Carrillo y su política de “reconciliación nacional”, y la irrupción de la Revolución de los Claveles en Portugal (abril de 1974), la opción “socialista” era la favorita de EEUU y Alemania. Felipe González se transformó (si es que no lo fue siempre) en “el hombre” de los norteamericanos y de la Socialdemocracia alemana.

Tras quedar bajo control de los “renovadores” (González, Alfonso Guerra y otros), que ofrecieron inicialmente una imagen “de izquierda” para consolidar su posición, poco a poco el PSOE se fue descafeinando, aunque más aceleradamente cuanto más se acercaba su posible llegada a la Moncloa. Su ascenso al poder en 1982, estuvo precedido de una moderna campaña a favor de la “renovación”, cargada de gestos simbólicos a favor de “los de abajo”, discursos a favor de la democracia, la renovación generacional, contra el franquismo reciclado de la UCD y en favor de los derechos de los trabajadores.

Pero, a pesar de ello, hoy es recordado como el gobierno que clausuró la Transición pactada con los residuos del Franquismo, que metió al Estado español en la OTAN -después de haber rechazado la entrada como fórmula electoral para llegar al poder-, inició la mayor reconversión industrial contra los trabajadores e inauguró el terrorismo de Estado contra ETA.

Todavía está por verse si las comparaciones entre Iglesias y González son exageraciones polémicas o verdaderas premoniciones. Aunque pareciera que Iglesias viene haciendo verdaderos (y rapidísimos) esfuerzos por seguir la senda del viejo líder socialdemócrata.

 

 

Publicado por Diego Lotito

Diego Lotito | @diegolotito :: Madrid

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