Trabajar más para cobrar menos, esa es la realidad que se ha instalado en el Estado español. La política devaluatoria del gobierno del Partido Popular está provocando año tras año que miles de trabajadores vean mermadas bruscamente sus condiciones salariales.
El objetivo del gobierno y de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) es ganar “competitividad”. Para ello el gobierno aprobó en 2012 la reforma laboral que facilitaba el despido libre y el descuelgue de los convenios colectivos y una política de devaluación salarial en todos los ámbitos de la economía.
Desde el inicio de la crisis, el conjunto de los trabajadores han perdido 7,1 puntos de poder adquisitivo, mientras los niveles de paro siguen siendo uno de los mayores de Europa, con más de cinco millones de parados. Esta realidad choca con la multitud de declaraciones del gobierno de que “estamos en la senda de la recuperación”.
Productividad, o trabajar más por menos
La “productividad” es un concepto muy utilizado por el gobierno y los economistas burgueses en general. Para los capitalistas, la productividad es la relación entre los resultados (por ejemplo, la cantidad de productos obtenida en un sistema productivo) y el tiempo y recursos utilizado para obtenerlos: a menos tiempo invertido en obtener el resultado deseado, más productivo es el sistema.
¿Pero qué significa para los trabajadores? Por un lado, significa “trabajar más”. Y la realidad hasta ahora lo demuestra, como confirmó recientemente el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de horas de trabajo subió de 128,9 a 129,7 mensualmente en el 2014. El aumento de horas trabajadas afectó tanto a los de contratos a tiempo completo, que pasaron de 144,5 a 146 euros al mes, como a los de tiempo parcial, de 75,6 a 76,9 euros al mes.
Pero por otro lado, equivale a “cobrar menos”. Y si volvemos a remitirnos a los datos del INE, en diciembre del 2014 el salario medio fue de 1991,84 euros brutos al mes, frente a las 1995,86 euros del mismo mes del 2013, es decir una variación de del 0,2%.
Según datos recogidos por el diario El País, la devaluación salarial atraviesa al conjunto de asalariados. Por una parte están los que con el mismo empleo cobran menos o han sufrido un aumento de la intensidad de trabajo por puesto. Y por otra parte, están quieren han notado más la pérdida de poder adquisitivo como los que fueron despedidos y ahora se han incorporado a otro trabajo cobrando mucho menos que en su trabajo anterior.
Según El País, “con datos de cotizaciones hasta 2013, tres investigadores de la fundación Fedea calcularon que la reducción en cinco años para los nuevos contratados fue de un 8% para hombres y de un 4% para mujeres. Si en la ecuación se introduce la inflación, la reducción aumenta hasta el 17% y el 13%, respectivamente. Si se mide la evolución con la Encuesta de Población Activa, en el mismo periodo, la caída es de un 12% sin contar la inflación”.
Flexibilidad, o precariedad laboral
Otra de los conceptos estrella del gobierno es la “flexibilidad”. Para el gobierno, que se jacta de que ya estamos transitando la “recuperación económica” y el “aumento del empleo”, esto equivale lisa y llanamente a más precariedad laboral. Desde el inicio del gobierno del Partido Popular, hubo un total de 48.355.439 de contratos: 4.160.776 contratos indefinidos (8,6%), 44.194.663 contratos temporales (91,4%) y 15.160.846 son trabajos por horas sin garantía de continuidad, según el diario Público.
¿Y cuál ha sido la dinámica en los dos primeros meses de este año? De los 2.354.335 de contratos registrados, el 90,7% eran temporales y el 29,5% a tiempo parcial, mientras sólo el 5,6% eran indefinidos a jornada completa, según datos del Ministerio de Empleo.
Con una reserva de más de cinco millones de trabajadores y trabajadoras en paro, el gobierno y los empresarios están aprovechando esta situación no sólo para devaluar salarios sino para empeorar las condiciones de trabajo.
Según el informe de UGT “Análisis de las horas de trabajo y la jornada laboral en el periodo 2008-2014”, el cómputo total de horas extra no pagadas ha pasado del 35% en 2008 al 56% en 2014. Por sectores, donde más se da esta situación es en hostelería con un 16,3%, el comercio un 14,8% y la industria manufacturera 13,5%.
Sí ya en los dos primeros meses de 2015 hemos visto que sigue la dinámica de ataques contra los trabajadores como en años anteriores, está claro que lo que resta de año siga la misma situación o que empeore. El papel de las burocracias sindicales de Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), ha sido hasta ahora la de contener la lucha de miles de conflictos de los trabajadores por parar los ataques y mejorar sus condiciones. Pero la crisis, la precariedad laboral y el empeoramiento de las condiciones de vida de millones sigue siendo un caldo de cultivo en el que la lucha de clases puede reaparecer con fuerza.