El PNV le pasa la pelota al PSOE, CC al PNV y Cs, Cs al PSOE y el PSOE al PNV. Un juego que sólo puede concluir con Cs y PSOE entonando un “donde dije Diego digo Rajoy Presidente”.
Los focos de la noticia en torno al proceso de negociaciones para la investidura que tendrá lugar, previsiblemente, a finales de julio estaban ayer en los dos extremos geográficos del Estado.
Al norte, en Bilbao, el responsable institucional del PNV, Koldo Mediavilla, le ha mandado un mensaje contundente a Mariano Rajoy: «puede esperar sentado» a que su partido le apoye para gobernar. El dirigente vasco ha considerado que el acuerdo con el PP es «imposible hoy por hoy».
En una entrevista en Radio Popular ha asegurado que el PP “tendría que hacerse una enmienda a la totalidad, no nos vemos en ningún tipo de acuerdo con el PP». Ha recordado que la actitud del gobierno de Rajoy estos últimos años con el autogobierno vasco ha sido “absolutamente intolerable” y que tanto su partido como Ajuria Enea se han sentido completamente “aplastados”.
Por último, ha considerado completamente “fuera de lugar” que se quiera trasladar a su partido la responsabilidad de garantizar la formación de gobierno en el Estado español y ha señalado al PSOE como el responsable de facilitar al PP llegar a formar gobierno, ya que si «se ve en la oposición» es porque habrá un gobierno y «tomará medidas para que se dé» ese escenario.
Las otras noticias venían del otro extremo, desde las aguas atlánticas del archipiélago canario. Allí Rajoy ha recibido en las últimas horas una de cal y otra de arena. La primera se la ha dado el diputado de Nueva Canarias (electo por Las Palmas como número dos de una lista conjunta con el PSOE) al negarse, en principio, a ejercer de tránsfuga consentido para abstenerse o brindar apoyo a un posible acuerdo PP-Cs.
La segunda ha venido de los socios tradicionales de los populares en las islas. Coalición Canaria será la primera que se reunirá con Rajoy el próximo martes. El presidente en funciones ha optado por comenzar de menor a mayor para tratar de construir los 176 “síes” que necesitará. Por parte de los conservadores canarios parece que será sencillo, pero sólo suman un diputado a la saca. Su portavoz en el Congreso, Ana Oramas, ha declarado que «habrá Gobierno del PP en coalición con Ciudadanos y con apoyos puntuales del PNV y de nosotros», echando por tanto la responsabilidad a sus colegas vascos a la misma hora que éstos renegaban de semejante “marrón”.
Siguiendo la lista de invitados por Rajoy para los próximos días, Ciudadanos se ve en la difícil tesitura de que el presidente en funciones ha salido internamente fortalecido. Por más que éste quiera ofrecer una agenda de reformas, incluidas algunas constitucionales, el partido de Rivera no lo va a tener fácil para vender un apoyo a un gobierno Rajoy después de que la cabeza de éste haya sido la principal promesa electoral de su campaña.
Ayer, su vicesecretario general, José Manuel Villegas, salió a aclarar que esto no implicaba no aceptar una reunión bilateral entre Rivera y Rajoy, aunque al mismo tiempo desmentía las declaraciones de su exportavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta, que por la mañana había hablado de un posible apoyo a Rajoy si éste se sometía una moción de confianza a mitad de legislatura. Villegas ha recalcado que «si hay renovación, nuevo gobierno y nuevo equipo sí estamos dispuestos a comprometernos», pero «si no estaremos en la oposición». Pasaba así la “patata” al PSOE, al decir que «la única forma de desbloqueo es que haya un acuerdo entre PP y PSOE. Nosotros estamos dispuestos a colaborar, pero sólo si hay reformas».
Desde el PSOE se ha seguido con la versión oficial de no brindar apoyo a un gobierno conservador. La propuesta de Rajoy de ser parte del gobierno ha sido rechazada por la misma presidenta andaluza, Susana Díaz, que en los desayunos de TVE ha zanjado que «nunca he sido partidaria de la gran coalición, ni lo seré, ni con Rajoy ni con el PP. Ya dije que los votos del PSOE no podían servir de muleta de Rajoy o de muleta de Iglesias».
Aunque se ha mostrado abierta a consultar a las bases del partido la posición final en la cuestión de la investidura, ha pasado la patata al punto de inicio de este artículo, la derecha nacionalista. Díaz ha sentenciado que «No es responsabilidad del Partido Socialista que haya Gobierno. Rajoy no puede mirar al PSOE y pedirle la gobernabilidad», para recordar que hay una mayoría de derechas en el Congreso que es hacia la que se debe dirigir Rajoy, es decir a CC y PNV.
Así las cosas, la crisis de gobernabilidad sigue tan candente como después del 20D. Solamente el temor a un tercer round que ninguno quiere, puede forzar algún tipo de salida excepcional que tendrá que venir de los tres grandes partidos de este juego, el PP, el PSOE y Cs. Para poder cerrar la cuadratura de éste círculo tanto Cs como el PSOE tendrán que hacer entonar a sus diputados -o una parte de ellos como hipotizaba el miércoles– un “donde dije Diego digo Rajoy presidente” que aunque logre sacar adelante el gobierno lo hará nacer con una pátina extra de ilegitimidad y debilidad política.