Este martes 17 de noviembre las compañeras de la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas Estado español realizamos un taller sobre micromachismos en la Universitat de Barcelona junto a más de 60 personas.
Las compañeras de Pan y Rosas junto a las más de sesenta personas que estuvieron en el taller, pudimos debatir sobre las múltiples violencias machistas y los llamados micromachismos.
Este taller lo lanzamos en un momento en el que sigue existiendo el discurso de que «vivimos en una sociedad sin machismo». Pero este discurso choca con las decenas de mujeres asesinadas, golpeadas, acosadas sexualmente, maltratadas psicológicamente, humilladas, condenadas al hogar al ser despedidas por quedarse embarazadas…un momento en el que el machismo no solo no ha desaparecido, si no que se está fortaleciendo, sobre todo entre la juventud.
La adolescencia, sin educación sexo afectiva no sexista y libre de tabús, se educa con roles de género muy marcados y con actitudes sexistas desde temprana edad. Y a ello contribuyen la educación familiar, la escolar, los medios de comunicación, la publicidad, la literatura infantil o el cine –véase películas de Disney como claro ejemplo-.
Después de una breve introducción al término micromachismo, ejemplificándolo con algunas fotografías, comenzó el debate.
Un debate realmente interesante en el que se discutió sobre las causas de la violencia machista, identificando el gran número de mecanismos que el sistema patriarcal crea y recrea para oprimir de múltiples formas a las mujeres.
Algo que todas y todos los asistentes teníamos claro es que el trágico aumento de feminicidios –en 2015 ya son 94 las mujeres asesinadas- no es circunstancial, sino que es consecuencia de un sistema de discriminación y violencia sistemática.
A raíz de debatir sobre micromachismos –partiendo de ejemplos como los piropos o la perpetuación de roles de género- pudimos ver cómo todos estos son comportamientos cotidianos y en los que muchas veces no reparamos.
El término micromachismo no alude a machismos de poca importancia. Al contrario, hace alusión a comportamientos machistas que pasan inadvertidos por estar totalmente naturalizados en esta sociedad. Uno de los debates fue alrededor de la pregunta, ¿Son machismo? Rotundamente sí. Es más, se sitúan en la base de la violencia machista porque legitiman y reproducen la discriminación hacia las mujeres. Los piropos fomentan la cosificación de la mujer, su continua sexualización o la presión estética para ser considerada atractiva. Los cambiadores de bebés que solo están en baños de mujeres legitiman su rol de cuidadora. Y así podríamos seguir con otros muchos ejemplos.
Con este taller pretendíamos romper con la idea de que violencia machista son únicamente las palizas y los asesinatos. Que el ninguneo, el menosprecio, la manipulación o el maltrato psicológico en sus amplias ramas, son violencia machista, por muy sutiles que puedan ser.
En la línea de romper con esa concepción de la violencia machista, y para señalar sus múltiples formas, en Pan y Rosas lanzamos unacampaña de visibilización de las mismas. Este taller era la trecera actividad de la campaña. La primera fue una charla sobre la copa menstrual y los prejuicios que hay sobre la sexualidad femenina.
Una semana más tarde hicimos una rueda de prensa con mujeres trabajadoras denunciando este tipo de violencia hacia las mujeres, difícil de identificar y más en una crisis que golpea al conjunto de la clase trabajadora. Pero sus testimonios no dejaban lugar a dudas: fueron, y son, discriminadas por ser mujeres, por quedarse embarazadas y por ser madres solteras a las que se les impide conciliar vida laboral y familiar.
Para finalizar esta campaña, el próximo 24 de noviembre realizaremos otro taller en la misma facultad de la Universidad de Barcelona. Esta vez hablaremos de los feminicidios y de toda la cadena de violencia que hay detrás de ellos. Además, este taller es un llamamiento a prepararnos conjuntamente para el 25 de noviembre gritar en las calles, como lo hicimos en la histórica manifestación del 7N, que para nosotras todos los días son 25 de noviembre y 8 de marzo; que todo los días luchamos y nos enfrentamos de diversas maneras a la violencia machista; y que estamos hartas. Y por eso gritaremos que si tocan a una, nos organizamos miles.