Hace unas semanas salió publicado un estudio titulado “Jóvenes y empleo, desde su propia mirada” del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, creado por Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).
La encuesta realizada considera una pequeña muestra de 2.013 jóvenes entre 16 y 29 años sobre las perspectivas en la formación académica y el empleo.
Para una de las directoras del estudio, Anna Sanmartin, la situación en el futuro de los jóvenes en el estado español es “muy sombría”, y su situación laboral “tremenda”, concluyendo que ésta es la base de los movimientos reivindicativos de este sector y la desafección mayor que tienen con el régimen político.
El 47,4% de los jóvenes entrevistados consideran que estarán en peores condiciones de empleo que la que tuvieron sus padres. Y esta perspectiva llega al 57% entre los jóvenes de clase media baja y baja.
La realidad es que el paro y la precariedad laboral se ha cebado sobre este colectivo. Los jóvenes entre 16 y 19 años sufren un 64,1% de paro, entre los de 20 y 24 años hay un porcentaje del 43,2%, y un 28,3% entre los que tienen entre 25 y 29 años. Incluso, el 48% de los que tienen la suerte de trabajar creen que no lo conservarán.
Y como plantea el estudio, la formación académica no ha ayudado a ser el factor que permite una inserción laboral. En los hechos, contra más se cebaba el paro en la juventud, menor fue la tasa de abandono escolar, que se redujo del 31,7% en 2008 al 21,9% en el 2014. En realidad, se ha mostrado como un profundizador de las diferencias sociales, y como un “refugio” (en palabras del estudio) ante la falta de trabajo. El 71% de los jóvenes considera que su empleo no está relacionado con su formación y que no encontrará trabajo en el próximo año.
La ilusión de que el “estado de bienestar” podía garantizar la promoción social, que se podía ascender en la escala social, ha chocado y choca con dureza con el cambio en la mentalidad de muchos jóvenes que viven un contexto de precariedad laboral y paro masivo. En esta situación el 46,2% de los encuestados no le da importancia a qué se estudie porque piensan que luego habrá que trabajar de lo que sea y un 29,5% no cree que estudiando más se consiga un futuro mejor.
Como comentan los autores del Informe “no es exclusivamente la ausencia de empleo lo que supone un serio problema para la incorporación de jóvenes a un ritmo vital “normalizado”; también la precarización de las condiciones de trabajo y de las remuneraciones han convertido a miles de jóvenes trabajadores -y no tan jóvenes- en lo que se ha venido denominando <>”. El 57% de los que trabajaron lo hicieron con contratos temporales y el 17% lo hicieron sin contrato, en negro. Es precisamente por la precarización laboral que el 70% de los que trabajan no creen que su trabajo les permita ser independientes, el 59,3% considera muy difícil ser económicamente autosuficientes y no es de extrañar que el 67,3% cree que tendrá que depender económicamente de su familia.
Y es que si a principios de la crisis económica mundial (2008) la juventud podía mantener alguna clase de expectativas en que la situación actual mejorase en un futuro, a día de hoy (2016) el 53% cree que sus expectativas no se han cumplido y que se encuentran en peor situación de la que esperaban.
Ante la dictadura patronal que domina en las empresas y una burocracia sindical que se niega a defender y organizar a los trabajadores precarios es lógico que la mayoría de los jóvenes se vean obligados a acabar en la precariedad, con contratos basura, convenios cada vez más a la baja, temporalidad, horas extras no pagadas, subcontratación, y un largo etc…
Este informe solo revela una pequeña parte del gran problema social y político que vivimos, pues es difícil encontrar encuestas más profundas que den cuenta de cómo los jóvenes trabajadores precarios sufrimos el acoso y el abuso patronal todos los días, para empezar a conocer y visibilizar un problema del que ni la burocracia sindical, ni los grandes medios de comunicación, ni los partidos políticos del régimen quieren oír ni hablar. No es de extrañar que este Informe de la Fundación Reina Sofía no busque abordar estos aspectos, ya que es una fundación apoyada tanto por el expropiador de familias el Banco Santander, como la precarizadora empresa Movistar.
Preguntado sobre este aspecto que no recoge el informe, Iván, delegado electo del comité de empresa de Telepizza en Zaragoza, explica que “por esta razón los trabajadores de CGT Telepizza, y los delegados de Cotronic (Movistar) en Zaragoza, hemos puesto en marcha la campaña publica #ValemosMasQueEsto. Queremos que sea un punto de unión para empezar a unir y recoger todas esas denuncias y abusos patronales que sufrimos los jóvenes trabajadores y empecemos a dar una respuesta organizada contra la precariedad laboral”.